Rafting – piragua en el Ebro

Todos los atractivos que contiene la comarca de Las Merindades, la convierten en un lugar único donde disfrutar de un fin de semana de turismo activo de los más completo.

Al este de la comarca de Las Merindades, muy cerca de los límites con Cantabria -provincia en la que nace el protagonista de esta ruta-, el río Ebro se encajona de forma espectacular para perfilar una de las hoces más imponentes y salvajes de cuantas existen en España. El río se retuerce una y otra vez labrando un profundo cañón de paredes tan profundas como solitarias. Naturaleza por los cuatro costados es lo que se respira en este paraje.

Aquí se inicia uno de los recorridos de rafting más espectaculares de cuantos podemos realizar en nuestro país; espectacularidad propiciada no sólo por lo vistoso y divertido de algunos de sus rápidos, sino por la mencionada belleza del cañón por el que discurre el descenso. Tras saltar la presa de Quintanilla, donde afloran las primeras dosis de adrenalina, lo más impresionante está por llegar. El siguiente kilómetro no ofrece respiro y para los más novatos, todas las explicaciones previas al descenso se acumulan frenéticamente en la mente; el peso a un lado, luego todos al otro, no parar de remar… sin duda las indicaciones eran acertadas, y lo aprendido en tierra alcanza ahora su correcta explicación. Con las expertas indicaciones del guía, uno tras otro la embarcación va sorteando los rápidos, que en este tramo del recorrido alcanzan grado IV.

Puente romano Pesquera de Ebro

Tras este frenético y apasionante tramo, el relax llega a la embarcación. Superados los rápidos más importantes del Ebro, los siguientes kilómetros permiten una navegación más relajada, no exenta del sorteo de algunos pasos divertidos que se alternan con tramos más tranquilos en los que disfrutar de toda la grandeza del cañón del Ebro. Entre la tupida vegetación de ribera, alcanzamos a ver las paredes del cañón, que alcanzan en ocasiones una gran verticalidad a la que las encinas se aferran como pueden. En el curso de agua abundan el martín pescador, el mirlo acuático o las graciosas lavanderas. Incluso la nutria encuentra en esta agua un buen lugar donde vivir. Ladera arriba, en la espesura del monte, deambulan los esquivos corzos y otros mamíferos como el zorro o el jabalí. Mucho más arriba, en el borde los acantilados, los numerosos buitres leonados que habitan el cañón observan nuestras evoluciones sobre el río desde sus posaderos.

Algunos de los lugares más relevantes del descenso son la desembocadura del río Rudrón y sus aguas tan frías como cristalinas que proceden directamente del Pozo Azul de Covanera, la ermita de Nuestra Señora de la Virgen del Ebro o la central hidroeléctrica del Porvenir. La llegada a Pesquera de Ebro, pone el punto y final a esta apasionante aventura en tierras burgalesas. Un lugar y un río al que seguro volveremos.

A 20 minutos de la casa, en Arroyo, el Centro del Alto Ebro está enclavado entre el corazón de Cantabria y el salvaje norte de Burgos. Alejados de las principales vías de comunicación, es el entorno ideal para disfrutar de la aventura y la naturaleza tal como es, sin aditivos ni conservantes. El río Ebro se muestra salvaje entre hayedos, robledales, románico, corzos, lobos, manantiales, cuevas,… Es el enclave perfecto para que sea tu referencia del Turismo Activo, la Aventura y el Deporte en la naturaleza. Podéis visitar su web: www.h2ur.com