Hayedo de Carrales

HAYEDO DE CARRALES

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Ruta del Hayedo de Carrales
Hayedo de Carrales
Hayedo de Carrales

En el extremo noroccidental de la provincia, justo en el límite entre el Valle de Valdebezana y la vecina Cantabria, se localiza uno de los más bellos, extensos y mejor conservados bosques caducifolios de todo Burgos: el hayedo de Carrales. La mágica atmósfera y la fresca umbría que se respira dentro de un bosque de hayas invitan a un tranquilo paseo que en este caso, dada la escasa dificultad del terreno, está recomendado para todo tipo de senderistas. Un recorrido por el hayedo de Carrales puede ser la mejor forma de iniciar a los más pequeños en el contacto y amor por la naturaleza.

 

Proponemos una ruta para conocer este magnífico entorno. Desde la casa rural La Toba nos dirigimos hasta el pueblo de Bezana. En el centro de esta localidad hay que buscar el camino de cemento que tras sobrepasar una portilla con torno conduce hacia el cementerio de la misma.
Bezana es un pueblo que además de dar  nombre a todo el Valle de Valdebezana conserva algunas muestras de la típica construcción popular de la zona: la casa de piedra montañesa con solana o balcón corrido en el piso superior.

 

Un cierto aire cantábrico

Tras pasar junto a las tapias del camposanto de Bezana, el camino continúa su marcha por una zona de prados en donde pastan los dos animales que constituyen la base económica de los habitantes de la comarca: vacas y caballos. El paisaje a base de pequeños pastizales es consecuencia de una secular actividad ganadera que poco a poco ha ido ganando terreno a un bosque caducifolio que en su día cubriría casi todo el territorio de Valdebezana. Las frecuentes brumas, un paisaje siempre verde y el ganado pastando tranquilamente evocan en el caminante una imagen muy semejante a la de los jugosos valles de la vecina Cantabria.

Al llegar a un cruce es necesario seguir por el camino de la derecha y enfilar con decisión a la búsqueda del bosque de Carrales.
Precisamente desde este despejado camino se puede gozar de unas magníficas panorámicas de todo el conjunto forestal. Las dimensiones del hayedo de Carrales son notables y le hacen figurar como uno de los bosques autóctonos de frondosas más importantes de la provincia de Burgos.  Es un bosque de unos diez kilómetros de largo por uno y medio de ancho y se desarrolla en la suave ladera del Monte de Carrales. En la actualidad el bosque comienza sobre los 900 metros de altitud y asciende hasta la misma cima del Cobachos, Navias y Pico Nava.

La provincia burgalesa, por su privilegiada situación geográfica, es uno de los pocos territorios peninsulares que puede alardear de compartir las dos regiones biogeográficas que se extienden por la Península Ibérica: la región mediterránea, la España seca, y la región eurosiberiana o atlántica, la España húmeda. Si la primera abarca casi todo el territorio provincial, la segunda aparece confinada al extremo más septentrional del mismo. Precisamente la zona que se corresponde con el Valle de Valdebezana pertenece a esta Iberia húmeda que como bien indica su denominación se caracteriza por sus abundantes precipitaciones y la inexistencia de sequía estival. Estos factores climáticos influyen sobremanera en el paisaje vegetal que en esta zona burgalesa está dominado por el bosque de frondosas: dependiendo del suelo, la orientación y la altitud los robles y las hayas se alternan y reparten los clímax potenciales.

 

Catedrales verdes

Sin ningún problema  el camino alcanza el carreteril asfaltado que comunica la carretera de Santander con los pueblos de Torres de Arriba y Torres de Abajo. Para proseguir el recorrido hay que tomar la pista asfaltada hacia la derecha. Muy pronto se hace patente la presencia del bosque autóctono. Grandes ejemplares de roble albar y roble carballo se alternan con un espeso sotobosque en el que se entremezclan avellanos, abedules, acebos, arces y fresnos. Al ganar altura hacen su aparición las primeras hayas. A partir de ahora el haya será la especie omnipresente en el bosque.

El haya (Fagus sylvatica) es un árbol robusto y a la vez esbelto que puede alcanzar una altura de hasta 40 metros. Su copa es aovada o redondeada y su tronco suele ser recto con corteza lisa de color ceniciento o blanquecino. Presenta numerosas ramas horizontales o ascendentes y un follaje denso que proyecta una tupida sombra. Las hojas son ovalada con nervios laterales muy marcados. De color verde claro se vuelven oscuras con el paso del tiempo. Antes de caer, durante el otoño, adquieren un bello y contrastado tono broncíneo.

Después de una pequeña subida la estrecha carretera vecinal desemboca en la carretera nacional. Justo enfrente del cruce y al otro lado de la misma se descubre el  antiguo camino carretero que se introduce en el corazón del hayedo. La belleza que encierran los umbríos hayedos es única e inolvidable. El caminante se verá envuelto en un recogido silencio, solamente interrumpido por el delicado canto de los pájaros, y en la peculiar y húmeda atmósfera que reina en el interior de unos bosques que sin ningún tipo de exageración pueden ser considerados como verdaderas catedrales verdes.

 

Viviendo en la sombra.

La suavidad del recorrido permite disfrutar con plenitud del placer sensorial del bosque. Con un poco de atención no será difícil descubrir la presencia de algunos de sus numerosos habitantes. Entre los mamíferos sobresalen, tejones, gatos monteses, corzos, jabalíes y lobos.  Entre las aves destaca el pito negro, una especie que a nivel provincial prácticamente sólo se puede localizar dentro de estos hayedos del Valle de Valdebezana.

De pronto el camino comienza a descender y sin hacer caso a ningún cruce alcanza el bien conservado —todavía se mantienen en pie unos buenos ejemplares de la típica casa montañesa— caserío de Quintanilla de San Román. Tras cruzar el pueblo es preciso tomar la carretera que hacia la derecha conduce hacia el cercano Cilleruelo de Bezana. En menos de un kilómetro, a la altura de la primera curva de la carretera, se localiza el camino que también hacia la derecha y después de salvar una portilla para el ganado enfila hacia la casa rural La Toba. Atravesando una nueva zona de pastizales muy pronto se llega a una portilla cerrada, que abriremos y volveremos a dejar cerrada, con el fin de que no salga el ganado que está en los pastizales. Nos encontramos con la casa rural.

 

 

 

De interés:  ruta Hayedo de Carrales.

Época recomendable: Primavera, verano y otoño.

Dificultad: Baja.

Distancia y tiempo: 11 kilómetros y tres horas.

Interés: Bosques autóctonos, fauna y arquitectura
popular.